#19: Tres inversores, tres ideas
Mi intervención en la última reunión anual partícipes Koala Capital Sicav
Desde hace un par de ejercicios, que cada año en la reunión anual con inversores de Koala Sicav, Panda Agriculture and Water Fund y Japan Deep Value, que miramos de escoger con el equipo un libro con el que obsequiar a nuestros partícipes. Este año ha sido Más ricos, más sabios, más felicies, de William Green, un retrato a algunos de los mejores gestores de las últimas décadas explorando qué principios, procesos, mentalidad, método, e incluso rasgos personales, explican el éxito a largo plazo en el mundo de las inversiones. Mis compañeros en el consejo de Koala Sicav me animaron a que en mi intervención compartiera alguna de estas ideas, unas reflexiones que adjunto a continución.
En primer lugar, y aprovechando que este año pude asistir presencialmente a la reunión anual de accionistas de Berkshire Hathaway, empecé hablando de Warren Buffett.
Foco en los negocios e impasividad ante las oscilaciones del mercado
Se ha escrito tanto sobre la figura del mandamás de Berkshire, que es difícil destacar algo que no se haya dicho ya cientos de veces (aunque nada resulta más novedoso a la hora de hablar sobre mercados financieros que el sentido común). Haciendo una lectura muy personal, un elemento que siempre me ha llamado la atención de Buffett, y en el que es sobresaliente, es la aceptación y despreocupación con el que afronta las oscilaciones en los mercados; ni las trata de predecir, ni las trata de entender, ni de interpretar, ni deja que le influyan en su estado de ánimo, o en el proceso de toma de decisiones a la hora de invertir. Hace años que sigo la junta de Berkshire con interés; si hoy uno repasa las interveciones de Buffett a lo largo de los años, fijándose en el tono, el carácter de sus observaciones, o sus impresiones con respecto al futuro -siempre optimistas, pero siempre sabiendo gestionar las expectativas-, uno sería incapaz de adivinar el momento del ciclo en que se encontraba la economía, o la evolución reciente de la cotización de Berkshire. Buffett/Munger no ven acciones, ven negocios; no ven accionistas, ven socios. Un principio rector que empapa todo lo que hacen y que forma parte de su ADN como inversores. Un hábito que les permite concentrar su energía y atención a tan sólo una cosa: dar con buenos negocios, y ser capaces de tomar posiciones (ya sean minoritarias o de control (100%)) a valoraciones atractivas, que permitan operar con margen de seguridad y arrojen un retorno sobre el capital invertido cercano o superior al 15%.
A sus 92 años, Buffett sigue hoy inviertiendo, por ejemplo en Occidental Petroleum o Apple, por considerar que son compañías que seguiran existiendo de aquí 5 y 10 años.
Buffett es uno de los personajes principales del libro de William Green, a quién pude ver en Omaha (amigo personal de Guy Spier, es un asiduo a la reunión anual con inversores de Berkshire), pero hay muchos más. El jueves pasado destaque dos capítulos: el 4, donde se habla del genial inversor en valor Jean-Marie Eveillard; y el 6 -mi favorito- donde se explica la preciosa historia de Nick Sleep y Quais Zakaria al frente de Nomad.
El corage para tener pensamiento propio
La historia de Eveillard sirve para ilustrar la dureza que puede suponer en ocasiones desviarse de la manada. En su trayectoria como inversor, Eveillard tuvo dos momentos que marcan su carrera. El primero fue en 1988, cuando en plena eufória en el mercado japonés decide salirse por no encontrar ninguna oportunidad que encajase con sus estándares de valoración. Al año siguente, estallaba la burbuja bursátil e inmobiliaria, una de las más grandes de la historia. El segundo momento no fue tan dulce, y es cuando en 1997, y por los mismo motivos de falta de oportunidades de inversión a valoraciones razonables, decide salirse de los valores tecnólogicos, entonces en pleno proceso de “exhuberancia irracional” según la célebre frase de Greenspan. En aquel entonces Eveillard era un veterano inversor y el gestor estrella de Société Genérale. Durante los siguientes dos años, las acciones tecnológicas siguieron tirando con fuerza, haciendo que el rendimiento de Eveillard se distanciara del índice. Esta falta de rendimiento, le supuso una pérdida importansima de activos bajo gestión, e incluso llegar a temer por su puesto laboral. A finales del año 2000, estallaba la burbuja puntocom dando lugar a caídas del 80 y 90% sobre máximos. En 2003, Morningstar le concedia un premio por toda su carrera. La experiencia de Eveillard esos años fue dura, ir en contra de la naturaleza gregaria del mercado tiene sus costes, y como describió con cierto cinismo Keynes con respecto a la Bolsa “más vale equivocarse con la manada, que acertar solo”.
La obsesión por la calidad
Por último, hablé sobre la historia de Nomad Partners, liderada por Nick Sleep que esta en mi “hall of fame” particular en el oficio de invertir. La historia de Sleep y Zakaria daria para múltiples pero hoy me centraré en una sola idea: su obsersión por la calidad (en todos los aspectos). Tanto Sleep como Zakaria, venían de tener experiencias fustrantes en la industria, operando bajo incentivos perversos o centrados en la captación de volumen y no necesariamente el resultado de los partícipes. Por eso, cuando iniciaron en libertad su andadura, su eje principal de acción fue una obsesión por la calidad. Esto me llevó a reflexionar sobre como traducir esta obsesión por la calidad en el caso concreto del mundo de la inversión, y que para mí se traduce en tres elementos: (1) calidad en la toma de decisiones de inversión; (a su vez un subproducto de) (2) la calidad proceso/método que apoya estas decisiones; (a su vez un subproducto de) (3) la calidad personal del equipo. Tres de los elementos principales que queríamos compartir con nuestros inversores.
La historia de Sleep y Zakaria es sensacional, y sus cartas al frente de Nomad son un fantástico consuelo para todos aquellos aburridos o desesperados con muchas de las prácticas que guían el comportamiento en los mercados, desde la dispersión de las carteras a través de productos indexados o de mala gestión activa, la existencia de comsisiones abusivas, o la tendencia a operar en exceso y siempre pensando en el corto plazo.
No hace falta decir que el libro de Green es fantástico.
Excelente intervención!!
Muy recomendable para inversores a fin de desarrollar criterio financiero