#31: Un intento por deshacer el "cash-nexus"
Prólogo-reseña al libro "La filosofía de Bitcoin" de Álvaro De María
Entender Bitcoin exige aproximar dos grandes cuestiones: las posibilidades (y limitaciones) de la tecnología blockchain (que precisamente, cobra verdadera sentido con la aparición de Bitcoin), y la institución del dinero. Sus consecuencias van mucho más allá de lo que pueda imaginar el lector, como explica con claridad el conciso, profundo e interesante libro de Álvaro D María que tengo el orgullo de prologar.
La irrupción de Bitcoin surge en un contexto específico: un fin de ciclo monetario caracterizado por una visión alquímica de la política monetaria consistente en querer solucionar cualquier problema económico a través de la impresión de papel. Se trata de un proceder antiguo, cuyas consecuencias son siempre las mismas: estancamiento económico, social y político. En la última década, hemos visto como este proceso de devaluación monetaria se aceleraba por su propia naturaleza, alimentada por el paulatino deterioro de la arquitectura del sistema, con una oferta monetaria (Bancos Centrales) cada vez más dependientes de la política (Estados), desvinculada por completo de cualquier punto de anclaje, y sin que exista de facto ningún límite a su creación.
Hemos olvidado que los bancos centrales pueden imprimir papel (dinero), no riqueza.
El resultado de lo anterior, es una economía obligada a funcionar con una política monetaria estructuralmente inflacionaria para así asistir a una deuda pública que de otro modo se hace impagable. Una dinámica que provoca una devaluación imparable del poder adquisitivo del dinero que utilizamos a diario. Un dinero legal y de curso forzoso que se ha ido desmonetizando, al no honrar una de sus funciones más básicas: ser depósito de valor.
Esta dinámica de deterioro monetario e inflación, tremendamente adictiva, dificulta un crecimiento económico sano vía productividad (que exige ahorro e inversión), supone un empobrecimiento letal para con las clases medias, y contribuye al deterioro del orden político al dificultar la correcta fiscalización de la función pública (un fenómeno complejo en el que se suman otros elementos), y del que deriva por último la crisis del propio Estado. Todos ellos, temas que el autor desmenuza con brillantez.
Bitcoin es un intento de poner en jaque esta manera de operar, un acto de rebeldía antes esta realidad, un competidor al modelo actual de banca central y dinero fiduciario. Cuando Largarde (PR del BCE), es como si el CEO de Pepsi glosara las virtudes de la Coca-Cola.
Su gran virtud, poner encima de la mesa el debate sobre la nacionalización y politización del dinero, así como remarca las debilidades de política y diseño del sistema actual.
Hace 400 años, el padre Mariana denunció las políticas de envilecimiento de la moneda del Rey, estableciendo por primera vez una relación clara entre el proceso inflacionario (incremento masa monetaria), con las alteraciones en los precios, y el consiguiente empobrecimiento vía la pérdida de poder adquisitivo del dinero en manos de la gente corriente; algo que consideró inmoral. Una vez la oferta monetaria pasa a depender de la política sin que exista ningún límite efectivo, es solo cuestión de tiempo que se caiga en la tentación faustiana de querer solucionar problemas económicos de manera aparentemente indolora creando dinero de la nada.
El dinero es una institución espontánea que surge para mejorar el intercambio, igual que el lenguaje o el derecho. Una institución que evoluciona con el tiempo, un perfeccionista escultor que se vale del cincel de los complejísimos procesos de mercado (iteración constante de prueba y error), y que en el caso del dinero acaba en el oro como forma de dinero más genuina. El dinero quiere dar respuesta a tres necesidades: (1) unidad de cuenta (es lo que permite, por ejemplo, cuantificar deudas), (2) medio de intercambio comúnmente aceptado (lo que permite superar las dificultades del trueque), y (3) servir de depósito de valor. Esta última, es hoy la más descuidada; también la más fascinante.
Con la revolución agrícola el hombre genera por primera vez abundancia, esto es más recursos de los que necesita para satisfacer sus necesidades inmediatas (entonces comida y vestido). A partir de entonces, este excedente puede dedicarse al desarrollo de bienes intermedios y de capital que, con el tiempo, permiten sofisticar cada vez más la estructura de una economía, pudiendo así dar respuesta a más necesidades y de manera más sofisticada. Con la aparición de este excedente, surge la necesidad de proteger su poder adquisitivo a lo largo del tiempo; ¿cómo inmovilizo este ahorro para que no pierda valor? El buen dinero, por sus propiedades específicas, en gran parte por tener una oferta relativamente escasa y predecible (características que Bitcoin intenta replicar en el entorno digital), permite proteger el valor del ahorro a lo largo del tiempo.
En la historia de las civilizaciones humanas, momentos de estabilidad monetaria han coincidido con momentos de paz, comercio y progreso económico. Por otro lado, los procesos revolucionarios y bélicos son siempre los estadios finales de procesos previos de deterioro monetario, económico y político. No hay declive económico que no empiece con un desequilibrio en las finanzas públicas y con un gobierno incapaz de reformarse así mismo para hacer frente a estos déficits sin necesidad de recurrir a mayores impuestos o inflación.
El siglo XX se ha caracterizado por una paulatina nacionalización del dinero por parte de los Estados-nación, la principal unidad política. Durante este proceso, el dinero ha mudado de naturaleza, hasta llegar al esquema actual de dinero fiat, dinero sin ningún respaldo real y en donde de facto el “cash-nexus” entre Banca Central-Banca y Estados pueden crear billetes sin límites. Lo saben bien argentinos, venezolanos, zimbabuenses, y un largo etc.
Los billetes o asientos digitales en nuestra cuenta corriente son una mercancía desmonetizada. Es en esta desmonetización del dinero fiat, lo que genera un espacio de oportunidad para que otros bienes (digitales o físicos) aspiren a monetizarse.
Como señala el autor, la palabra dinero es un adjetivo, no un nombre: cualquier bien (con determinadas propiedades), en un entorno determinado, puede convertirse en dinero; se trata de una categoría relativa y que acepta diversos grados. Pensemos en los paquetes de cigarrillos en la cárcel. Algo similar sucede con Bitcoin y el actual esquema de represión financiera, es decir, donde la inflación es en media superior que el tipo de interés, favoreciendo una irremediable pérdida del poder adquisitivo del efectivo. Si este entorno es suficientemente represivo, inevitablemente genera los incentivos para que la gente innove, y se invente “botes salvavidas” para proteger sus ahorros de la inundación de dinero fiduciario.
Bitcoin es un intento (veremos hasta dónde llega su adopción, hoy puramente especulativa) de revertir este proceso de desmonetización monetaria del dinero de curso legal forzoso; una aspiración de volver a crear dinero bueno. Una forma de dinero que no quiere tanto ser un medio de pago efectivo como con el oro, donde nadie paga un café con pepitas o un coche con un lingote; sino más bien de convertirse en un “punto de anclaje” sobre el que establecer un sistema monetario racional, apoyado de nuevo en una oferta de dinero despolitizada, estable, predecible, y neutral para con el ciclo económico. Algo que favorecería economías más sanas, movidas por el impulso de la creatividad y la innovación, y no permanentemente dopadas con dinero malo.
El gran riesgo de Bitcoin como apuesta altamente especulativa, entre otros muchos, es básicamente que los Gobiernos opten por hacer bien las cosas: emprender reformas estructurales y reducir su gasto, “desenganchándose” de su actual adicción a tipos bajos, permitiendo así al mismo tiempo una normalización estructural de la política monetaria por parte de los Bancos Centrales. Está por ver qué forma de dinero será la que ofrezca mejores ventajas a sus usuarios, y mayores garantías a la hora de asegurar la propiedad y el valor del ahorro.
La gran virtud del texto de Álvaro es el de reflexionar sobre como la aparición de Bitcoin puede suponer una disrupción a este cash-nexus entre Bancos Centrales-Estado, y abordar esta reflexión de manera sintética y multidisciplinar. Un sólido ensayo de pensamiento, que nos invita a cuestionar creencias y en donde la palabra filosofía no aparece en el título de casualidad.
Barcelona, septiembre 2023
Créditos cuadro frontispicio: “Sailing Ships in the Sound south of Kronborg”, Carl Frederik Sørensen, 1857.
Magnífico como siempre Luis. Un placer leerte.
P.D: esperando pacientemente poder hacerme con "El despertar de China", espero que pronto te animes hacer una nueva edición
Magnífico prólogo Luis. Enhorabuena